De 1993 a 2016, Stéphane Morea, con la ayuda de Virginie, su esposa, elevó esta pequeña finca familiar, una vez proveedora de uvas comerciales, a la cima de los vinos Chablis. Más aún, por la personalidad de sus vinos y su estilística, fue para muchos -de los que somos- el digno heredero de las dos figuras tutelares de Chablis, Dauvissat y Raveneau. Sus vinos, de una calidad excepcional y una impresionante capacidad de guarda, estarán allí durante mucho tiempo para recordarnos.
Enólogo de intuición, sensibilidad, observación y escucha, Stéphane Moreau ha sabido afirmar un estilo que evoca con furia las dos leyendas de Chablis: la vinosidad, frescura y energía de los vinos lo acercan a Vincent Dauvissat, el la sensualidad y la gracia nos acercan a los hermanos Raveneau. Y siempre, aquí encontramos, tanto en el asombroso Petit Chablis como en el Grand Cru Valmur, una vibración constante: ¡sus vinos están habitados!
Por supuesto, para llegar allí, Stéphane miró mucho, intentó, a veces se equivocó, como cuando intentó eliminar cualquier adición de azufre para finalmente dar marcha atrás. Perfeccionó el trabajo en la viña, eliminando cualquier tratamiento insecticida o anti-podredumbre, sin prohibir el uso de abonos orgánicos. Destacó especialmente la búsqueda de la perfecta madurez de la uva, madurez que se encuentra en esta jugosa pulpa que de inmediato apreciamos en sus vinos. También ha mejorado mucho su crianza: "haciendo malabares" entre cubas, toneles y semimúidos, los fue alargando gradualmente, ganando así complejidad y relieve. ¡Sus premiers y grands crus ahora tienen una maduración de no menos de 24 meses!
Durante todo este tiempo, Stéphane Moreau ha podido darse los medios para cumplir sus ambiciones, expandiendo el viñedo de 7 a más de 20 hectáreas y construyendo una nueva bodega mucho más grande, en el lado de Vaillons, que permite la gestión simultánea de 3 añadas.
La añada 2015, última firmada por Stéphane y afinada con gran precisión por Virginie, nos encanta por su pulpa y volumen, pero también por la intensidad y precisión de expresión de los suelos y terruños. Desde Petit Chablis hasta Grand Cru Valmur, el éxito es total: este es sin duda el testimonio más hermoso del talento de Stéphane Moreau y de la continuidad que su esposa Virginie asegura con valentía y sensibilidad.